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imagen: Revista La Ley Nº 10, Año 1, Abril, 2015.

El reclamo y la confianza

Publicado: 2015-07-02

Llevo casi 7 años "explorando" la Protección y Defensa del Consumidor como profesional, como columnista, como bloguero, como tuitero, como curioso y finalmente como consumidor y podría contar en cientos los casos (quejas y reclamos) que conozco, y un lamentable estándar en la manera que son atendidos, y entendidos, por las empresas.

Todas consideran el reclamo como un problema que hay que resolver, en lugar de pensarlo primero como un problema que hay que evitar; olvidándose que en la otra orilla, en la mayoría de casos, se encuentra una persona de carne y hueso que lo único que quiso (o quiere) es satisfacer una necesidad y que por eso acude a ella (comprar un bien, o contratar un servicio).

La mayoría no se pone en los zapatos del consumidor, porque -acertadamente- consideran que ese no es su lugar. Se limitan a generar un código que en adelante se convertirá en tu nombre. Dejas de ser un consumidor para convertirte en una contingencia que debe desaparecer; y actúan sobre la base de procedimientos establecidos, en el mejor de los casos, o improvisados, en el peor, para lograrlo; olvidando la razón de su existencia.

Las organizaciones deberían entender el reclamo como un regalo, como una oportunidad que les da el consumidor de recordarles porqué existen, cómo existen y para qué existen. Parafraseando a Simon Sinek, se podría decir que muchas empresas olvidan (y hasta ignoran) que las personas, en el mundo de abundancia y consumo que vivimos, no compramos lo QUE hacen, sino el PORQUÉ lo hacen.

Las personas confían más, creen más en las personas (o empresas) que tienen un porqué, un propósito; por eso importa mucho. Las empresas pueden cambiar los modelos de producción, reducir los costos, o las estrategias de ventas de los productos, pero no su "porqué”. Esa confianza se traduce siempre en los niveles de satisfacción que importa a las empresas. Si la calidad de los bienes o servicios la inspira, el reclamo es la única oportunidad que se tiene para consolidarla.

Hace no mucho tuve una experiencia que, por los años y todo lo que he visto en materia de protección al consumidor, bien podría ser definida como “maravillosa”. Mi Office365 que compré OnLine falló, dos veces y no podía ejecutarlo en mi Mac. Bastaron unos cuantos caracteres desde mi cuenta personal de Twitter a Microsoft y desde entonces, hasta el día de hoy no he dejado de recibir emails y llamadas de la gente de soporte (Colombia) y de la propia sede local. Todo se solucionó.

Para comprender esto y la preocupación del propio Guillermo Guzmán-Barrón, Gerente General de Microsoft Perú (a quien tuve la oportunidad de conocer en el último TEDxTukuy), que se unió a los emails que recibí luego de acusar mi problema, busqué en la propia web de la empresa cuál era su visión: “Asegurar un alto nivel de satisfacción para nuestros clientes y socios de negocios es uno de los pilares clave de nuestra organización”, decía. Eso explicaba todo.

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Texto publicado en la revista La Ley, Abril, 2015, Nº 10, Año 1. (Pág. 60)


Escrito por

Martin Cabrera

Escribo porque no decir nada, no conjugar un verbo, te convierte en piedra. Escribo para abrir camino y porque la palabra es libre. @martcab


Publicado en

El Guineo

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