Casi todas las semanas visito la casa de mis tías donde viví 11 años hasta diciembre de 2010. Como desde hace 2 años ya tengo auto, ingreso al condominio directamente a través de la puerta vehicular, previo juego de pedales (freno/embrague/acelerador/freno...) por el enorme rompemuelles que los propietarios decidieron colocar para evitar cualquier tragedia, de esas que todos los días vemos en 90 segundos.

La última visita que hice (el domingo pasado) vaya que me dejó incómodo. Decidí salir un momento del condominio para comprar en una de las tiendas de afuera. Al atravesar la recepción me di con la ingrata sorpresa de un sobre embolsadito en el casillero del chalet, dirigido a mi persona. Como las tías con las que viví son bastante mayores (yo solía decir que mi casa parecía un grifo: 80, 90, 95...jejeje), casi nunca transitan el corredor de de la guardianía. 

Resulta que el sobre dirigido a mi, era un estado de cuenta de la Tarjeta Ripley que jamás solicité y que -según el vigilante- un nuevo mensajero se animó a dejar; porque el anterior, cada vez que él le decía "Martin ya no vive acá hace tiempo", ni se molestaba en sacar el sobre; se lo llevaba.

En mi labor profesional, que tiene que ver con la constante (y crónica) atención de consumidores y usuarios afectados (y maltratados) en sus derechos por los bancos y financieras, este tipo de casos es "pan" de cada día... pan con bromato, porque cada caso, si no logró enfermar a los quejosos, pues por lo menos les ha producido un estrés (es-cuatro, es-cinco, es-seis...) brutal. Es que, seamos francos: nadie tiene tiempo de sobra para andar por la calle paseando files de manila llenos de copias y estados de cuenta, por las tiendas u oficinas reclamadas, e instituciones como Indecopi, la Defensoría del Pueblo o las asociaciones de consumidores. Nadie.

Hoy, siendo yo víctima, padezco en carne propia la indolencia de estas empresas y sus funcionarios, y el desapego no solo legal (pues tienen proscrito por la ley ejecutar actos como los que hoy comento), sino también moral, pues pese a que las personas que alimentan día a día su negocio y pagan sus sueldos, ostentamos una categoría especial de consumidores y usuarios, y que en ningún momento dejamos de ser ciudadanos, personas... para ellos, aparentemente, nunca superaremos la condición de ser meras cifras obligadas a llenar sus estadísticas en cuanto a número de tarjetas y créditos emitidos. Para muestra este botón.

Acabo de comunicarme, vía Twitter, con @RipleyPeru para decirles, en apenas 140 caractéres (que pudieron ser más de los 2,625 que hasta aquí llevo escribiendo) lo siguiente:

"Srs @RipleyenPeru XQ me notifican EECC de tarjeta que jamás solicité!!! Qué hago? Los denuncio ante @IndecopiOficial?"

Lo "gracioso" (no encuentro una palabra mejor para describir el hecho, que no tenga connotación negativa, digo), es que ellos me responden lo siguiente:

"@martcab Por favor visita la página de Facebook de Banco Ripley http://bit.ly/BancoRipleyPe para realizar el reclamo sobre la tarjeta."

A lo que yo les respondo:

"@RipleyenPeru Que??? Uds cometen acto irregular de "asignarme" tarjeta q no pedí y YO debo hacer gestiones para revertirlo? @IndecopiOficial"

...y ellos replican:

"@martcab Hola, las consultas referentes a tarjetas son atendidas por Banco Ripley. Por favor visita su página http://bit.ly/BancoRipleyPe"

No sé si la persona responsable de administrar las redes sociales de Ripley Perú alguna vez ha padecido una cosa como estas, o las peores que me entero diariamente de personas que apenas y raspando superan el sueldo mínimo, y tiene ya una tarjeta en uso, que jamás pidieron y les llegó sólo para activar; o si tiene una o dos tarjetas de crédito... pero sí estoy seguro que conoce perfectamente cómo funciona este mercado. No lo culpo, porque -mal que bien- sólo cumple con su trabajo; ¿cuál? Ese mismo: el de "pasear" a los quejosos como yo, y pedirles que inicien un trámite por algo que jamás hicieron.

Si uno revisa la norma (Res. SBS N° 264-2008) que aprobó el Reglamento de Tarjetas de Crédito, podrá advertir que empresas como Ripley Perú (o Banco Ripley, o Finacor...) para emitir una tarjeta deberá requerir "la presentación de la solicitud-contrato y los requisitos indicados en ésta, debidamente suscrita por el solicitante" (Art.4º). A esa obligación se suman otras más (Art.5º) como la de entregar a los usuarios, antes de la firma del contrato de tarjeta de crédito, la información referida a los intereses, comisiones y gastos, pero sobretodo, verificar la evaluación y clasificación crediticia del solicitante, para lo cual, como es lógico, resultan imprescindibles algunos documentos del futuro tarjeta-habiente".

El asunto es que yo jamás pedí la tarjeta en cuestión, ni mucho menos presenté documento alguno que pudiera acreditar que mi capacidad crediticia (que para ellos es de 300 soles; 'asumo' que 'asumieron' que como -para ellos- soy un indocumentado dentro de la PEA, debo ganar, cuando menos el sueldo mínimo. Otra locura no se me ocurre).

Al cierre de este post, @IndecopiOficial, responde decepcionándome un poco, olvidando acaso la facultad que le da el Código de Protección y Defensa del Consumidor (Art.88°), para que, "en caso de indentificarse comportamientos que tengan repercusión en intereses de terceros, el Indecopi de oficio o por denuncia" pueda iniciar el procedimiento administrativo sancionador. Hasta donde recuerdo, repito, no soy cliente de Ripley, y por lo tanto como tercero, mis intereses estarían siendo afectados. Ellos me han escrito:

"@martcab Deje constancia de su reclamo en Libro de Reclamaciones del proveedor. En paralelo,llámenos al 2247777 o sacreclamo@indecopi.gob.pe"

Como sea... a @RipleyPeru e @IndecopiOficial yo les digo: no quiero esa tarjeta, y si jamás hice nada para tenerla, ¿por qué hoy debo hacer "algo" para anularla? Si alguna vez te ha pasado, me entiendes.

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