FIFA exige desfibriladores en todos los partidos del mundo desde 2012
¿Qué ha hecho la Federación Peruana de Fútbol? ¿Los clubes cuentan con un Maletín para urgencias FIFA?
"Los hechos dicen más que las palabras", inicia la carta que el 1 junio de 2012 el presidente de la FIFA, dirigió a todas las asociaciones miembros, con el propósito de recapitular acaso las más importantes decisiones de los últimos tiempos, adoptadas por dicha organización en el 62° Congreso de la FIFA, definido por el propio Blatter en dicha misiva como "una ocasión que marcó el comienzo de una nueva era en la historia de la FIFA", pues decidió el apoyo a una reforma sustancial de las estructuras internas.
En este Congreso FIFA, llevado a cabo en Budapest el 25 de mayo de 2012, y al que Manuel Burga Seoane debió asistir como representante de la Federación Peruana de Fúbol, se aprobaron, entre otras cosas, las enmiendas a los Estatutos FIFA, la reestructuración de la Comisión de Ética, un nuevo Código Ético, otro Deontológico, un programa de protección de clubes de la FIFA (un seguro para jugadores); pero, lo más importante -hoy-, se acordó apoyar la resolución de la Conferencia Médica FIFA que "exige desfibriladores portátiles automáticos como parte del equipo obligatorio en todos los partidos que se disputen en el mundo".
Pues sí; aunque resulte triste recordarlo, e incluso pueda parecer inoportuno, pues el luto todavía se percibe en las campos deportivos peruanos, este es un asunto que verdaderamente preocupa, o debería. Más allá de las pantomimas de algunos clubes (en la cancha o fuera de ella), criticadas y difundidas por algunos medios de comunicación, o la persistencia de algunos periodistas deportivos en señalar que es responsabilidad de las autoridades (no deportivas) vinculadas a los servicios de salud en cada campo deportivo donde deben colocar una ambulancia para atender emergencias, un hecho es real en el mundo del fútbol que gobierna la FIFA y que alcanza, por supuesto, al Perú: en todos los partidos que se disputen en el mundo, debe haber un desfibrilador portátil automático. Y es que este "prevenir la muerte súbita" es un asunto que a la FIFA sí le importa.
Es oportuno recordar cuáles fueron las palabras de Sándor Csányi, presidente de la Asociación de Fútbol de Hungría, el anfitrión del 62º Congreso FIFA, al darle la bienvenida a todos los asistentes (menos a Burga que no fue). Este dirigente señaló que en las últimas décadas la comunidad futbolística ha tenido que lidiar con temas como "la protección de los jugadores más jóvenes, el equilibrio entre los intereses del fútbol de aficionados y el fútbol profesional de clubes y selecciones, el dopaje, el amaño de partidos, los aficionados violentos y el racismo"; pero también dijo algo aún más importante: "quienes participan de este deporte comparten la responsabilidad de abordar estos problemas y encontrar las soluciones adecuadas".
En el Acta del 62º Congreso FIFA, dentro del punto 14 referido a las Cuestiones estratégicas y político - deportivas, los aficionados del fútbol y el mundo entero podrá comprobar que esta preocupación es institucional y responde a verdaderos intereses de protección de la vida, más que del juego. En el punto 14.4, referido a los Asuntos Médicos, según relata dicho documento, "el Dr. Michel D'Hooghe [aborda] el tema de la parada cardiorespiratoria y recuerda que es fundamental optimizar los análisis médicos previos a las competiciones y centrar esfuerzos en la medicina de urgencias, tanto en conocimientos como en equipamiento, incluidos los desfibriladores"
El Dr. D'Hooghe, natural de Bélgica, es un médico especialista en rehabilitación y medicina deportiva, que ha hecho carrera en el Hospital de Brujas como Jefe del Departamento de Medicina Física y de Medicina Deportiva, miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA desde 1988, en representación de la confederación UEFA. Como experto en esa rama de la medicina, y autoridad dentro del comité FIFA, se ha manifestado en varias oportunidades sobre la necesidad de que cada campo fútbol cuente con un desfibrilador, para evitar de ese modo más muertes súbitas. Así lo señaló en una de sus intervenciones (la más destacada) en la Segunda Conferencia Médica de la FIFA en Budapest, realizada dentro del marco del 62º Congreso FIFA.
En la referida conferencia, el Dr. Michel D'Hooghe dirigiéndose a Blatter dijo "Si hay una palabra que nos gustaría que usted tome de aquí es, por favor, "vamos a tener un desfibrilador en cada campo de fútbol" debido a que se trata de una cuestión de vida o muerte". Vale la pena recordar que estas palabras estuvieron motivadas por el paro cardíaco de dos futbolistas internacionales: Piermario Morasini, víctima de muerte súbita mientras jugaba para el Livorno, y el centrocampista Fabrice Muamba, del Bolton Wanderers, quien sobrevivió a un paro cardiaco en el campo, luego que su corazón dejara de latir durante 78 minutos.
Tal y como lo señala el propio médico en la referida Acta, "desfibrilador" fue la palabra clave durante la Conferencia Médica, puesto que se trata de una cuestión de vida o muerte". Así, propuso al Presidente que la FIFA entregue un desfibrilador a cada asociación miembro. "El Presidente apoya plenamente la propuesta y anuncia que así se hará", dice el acta (pág. 93).
Es interesante advertir que por lo menos en este tema la FIFA no se quedó con los brazos cruzados, y en junio de 2013 a través del Secretario General Jerome Valcke, remitiera a todas los miembros, en cumplimiento de lo acordado, la Circular Nº 1360, a través de la cual se señala que "todos los médicos de las 209 asociaciones miembro" debían disponer de un desfibrilador externo automático (DEA), "a fin de prevenir la muerte súbita cardíaca en el campo", anunciando a continuación el desarrollo de un programa de prevención denominado "11 pasos de la FIFA para prevenir la muerte súbita cardíaca", que acompañaba el hoy famoso para muchas federaciones y asociaciones (quizá menos para el Perú) Maletín para Urgencias de la FIFA, que contiene no solo un DEA sino también el equipamiento necesario para poder hacer frente a un paro cardíaco, y "garantizar el soporte vital básico durante al menos una hora antes de llegar al hospital".
En lo referido a lo ocurrido con Yair Clavijo, particularmente, me resulta indignante la manera como fue manejada la noticia desde la propia Federación Peruana de Fútbol, cuya voz principal (la de Burga) brilló por su ausencia, hasta la voz de los propios medios de comunicación, que miraron el árbol caído, pero no el bosque. Más lamentable aún la manera como es que la propia Federación manejó la noticia a través de una nota de prensa que fuera publicada por la FIFA, en donde se referían al futbolista como un juvenil al que "el cuerpo médico del club (...) aplicó primeros auxilios para salvar su vida, pero todo intento fue en vano", señalando además que la Asociación Deportiva de Fútbol Peruano, tras conocer el hecho, suspendió el encuentro entre los equipos de primera división, como si aquella acción hubiera sido acaso la más importante, o lo que se esperaba ("Fallece un juvenil del Sporting Cristal")
No quiero seguir escarbando en la tierra húmeda. Termino esto mostrando mi total fastidio por la manera como en nuestro país se llevan las cosas, siempre al margen de lo formal, de lo legal... de lo ideal. Los contratos de auspicio, publicidad y transmisiones televisivas del fútbol peruano son millonarias, como millonarias las deudas que los clubes tienen con la Sunat, las AFP (en el mejor de los casos cuando sus jugadores están afiliados) y las compañías aseguradoras. Pero nada de eso importa, incluido el hecho de si existe o no el aparatito llamado desfibrilador que en otros campos deportivos del mundo salva vidas. Acá no, esperan que el Estado con sus mejores ambulancias y médicos haga su trabajo. Si uno lee las bases de este campeonato que se juega puede advertir que a diferencia de otros torneos (como el Argentino), acá para determinar la buena salud del jugador solo cuenta un certificado médico suscrito por un médico colegiado acompañado de unas pruebas más...
En otros lados las federaciones o asociaciones deportivas cuentan, por lo menos, con un Departamento de Medicina Deportiva (como la AFA que cuenta con reglas específicas) encargado de certificar la salud del futbolista al iniciar el torneo, y ello está regulado en las propias normas de carácter general y obligatorio. Pero estamos muy lejos de eso. Acá solo importa cuánto vende un partido de fútbol, cuánto rating puede tener un espectáculo deportivo por las razones que sean, aún si después las seguimos lamentando.
Yo me pregunto, desde que ocurrió el deceso de Yair Clavijo, cuántas cartas ha cursado la Federación Peruana de Fútbol, la Asociación, la Agremiación, el Ministerio Público, el Instituto Peruano del Deporte o, ya en los extremos, el Ministerio de Salud, a los diferentes clubes y asociaciones deportivas, pidiéndoles información sobre las capacidades con que cuentan o las deficiencias que padecen para atender este tipo de emergencias (?). Me queda claro que nuestra federación está en falta y cuando menos debería reportar a los aficionados qué cosas se han hecho desde hace poco más de un año, tiempo transcurrido desde que la FIFA adoptó el acuerdo de exigir en cada partido de fútbol un desfibrilador. ¿Qué se ha hecho señores?
Si Manuel Burga debió o no haber viajado a Budapest, es ya un hecho anecdótico; pero que la Federación de Fútbol y la Asociación deben tomar en serio lo ocurrido y ser más exigentes con la organización del balonpié nacional, en cuanto a los reglamentos y las bases que lo norman, no me cabe la menor duda. Bonito hubiera sido que, como Blatter, en su reelección nuestro dirigente hubiera prometido (y cumplido) una verdadera reforma institucional, transparente y capaz de salvar vidas.