#ElPerúQueQueremos

Kevin Carter

El niño y el buitre

Publicado: 2013-06-07

El 11 de marzo de 1993, Kevin Carter, fotógrafo del Johannesburg Star, quien se encontraba trabajando en un reportaje sobre la hambruna en Sudán, acompañó a un equipo de Naciones Unidas al poblado de Ayod para la entrega de alimentos.

Aquel día la vida del fotógrafo cambió. Encontró a un pequeño niño sudanés de nombre Kong Nyong inclinado sobre su frágil humanidad, y detrás de él un buitre que lo miraba fijamente, al acecho. Tomó su cámara, enfocó e inmortalizó la famosa imagen del niño y el buitre. El 26 de marzo de 1993 el The New York Times publicaría aquella memorable fotografía que le valió el Pulitzer.

Desde entonces se ha escrito mucho sobre la galardonada imagen, así como también sobre el responsable. Se le ha juzgado de inhumano luego de que se hizo pública la confesión de Joao Silva, otro fotógrafo que lo acompañó, quien aseguró que Carter esperó, con total sangre fría, aproximadamente veinte minutos a que el buitre extendiera sus alas, para que la foto lograr el impacto deseado. Se le ha comparado con el buitre, por escoger a aquella escena de la niña y el buitre como teleobjetivo, tomando la imagen de ambos en primer plano.

Carter se quitó la vida el 27 de julio de 1994, golpeado por una profunda depresión que según la nota escrita que dejó, fue originada por la falta de dinero para mantener a sus hijos, pagar sus deudas, y al cúmulo de recuerdos vividos de los asesinatos y cadáveres de niños que vio morir heridos o de hambre en el África, pero también a la muerte de su mejor amigo el periodista Ken Oosterbroek, en abril del mismo año.

Pero más allá de todo lo que haya podido decirse del “niño y el buitre” desde entonces, y de las muchas historias que pudieron construirse a partir de lo testimoniado por el escritor y periodista japonés Akio Fujiwara en su libro “El niño que se convirtió en postal”, lo cierto es que, desde entonces, el hambre y la miseria, como aquella escena cotidiana rechazada en todas las lenguas, fue puesta sin censura frente a los ojos del mundo, para que día a día siga siendo observada.

La inmortal fotografía de Carter dilató las pupilas de todos los ojos que la vieron: los que acaso ignoraban que el hambre y la miseria existen a pesar de todo lo logrado por el ser humano en más de 6 millones de años, a pesar del desarrollo de la industria y la tecnología; y aquellos otros que muy conscientes de lo que hacen, solo saben ponerse nerviosos pues temen, ora con su actuación, ora con su silencio, ser descubiertos. Pero, se equivocan, pues todos sabemos perfectamente, a estas alturas de nuestra era, quién es quién.

El niño y el buitre, ya lo han dicho otros, puede interpretarse acaso como una alegoría de lo que viene ocurriendo en el mundo: el niño, con sus escasas carnes, representa el hambre y la miseria; el buitre, con su mirada acechante, el capitalismo rebautizado como ‘inhumano’ y ‘salvaje’; y el fotógrafo, los ojos de la sociedad, indiferente e indolente.

Han transcurrido 20 años desde aquella fotografía, y parece que poco o casi nada habría cambiado en aquel lugar, salvo la independencia de lo que hoy es Sudán del Sur, la 34ª nación del África. Y si algunos todavía se preguntan qué pasó con Kong Nyong, el niño de la foto, se sabe que aquel día de la foto, el pequeño estaba defecando, y que sobrevivió a la hambruna que inmortalizó Carter, pero murió en 2007, víctima de una infección que le produjo cuatro fiebres mortales, tal y como lo manifestó su propio padre a una revista inglesa.

Se le criticó mucho a Carter por haber tomado aquella foto. Vale la pena, entonces, preguntarnos a estas alturas ¿qué habría pasado si esa foto no hubiera existido? Judith Matloff, amiga del fotógrafo, ha dicho en una entrevista realizada por www.ElMundo.es que aquella foto del niño y el buitre ha salvado muchas vidas, y que está completamente segura de ello.

En el mundo hay mucha hambre y miseria, y como lo ha señalado ya el Relator Especial de la ONU, Jean Ziegler, la tragedia que se está gestando ahora mismo en los países más pobres del África no es sino la imagen de matanza cotidiana que amenaza a millones de seres humanos por todo el mundo. Diariamente mueren 100 mil personas, de hambre o por sus consecuencias inmediatas.

Saberlo y no decir nada, me habría hecho sentir como aquel buitre de la foto.


Escrito por

Martin Cabrera

Escribo porque no decir nada, no conjugar un verbo, te convierte en piedra; para abrir camino y porque 'la palabra' es libre. @martcab


Publicado en

El Guineo

la palabra libre